Nos han citado el 22 de febrero para la reunión informativa del viaje. Teniendo en cuenta esta fecha, ya queda claro que hasta marzo no viajaremos...
Intentaré ser positiva y pensar que el gran día está a la vuelta de la esquina, pero es que son tantos meses ya buscando noticias a las que agarrarse, que las fuerzas empiezan a escasear.
Tengo los dedos retorcidos de tanto cruzarlos, la espalda encorvada de aguantar tantas ganas, los ojos cansados de buscar esperanza... Pero aun así, sigo en pie y supongo que eso es lo que cuenta.
Un paso tras otro, un día tras otro. Y así mes tras mes desde octubre.
Estamos cerca, lo sé, pero ¿cuánto? ¿Cuánto falta?
Las manos me queman de las ganas que siento de abrazar a mi niña. Me centro en mi hombrecito, en el que está en casa, en el que me alegra cada mañana con sus besos, sus risas y sus historias. Y, pensando en él, encuentro de nuevo las fuerzas y pienso que, si fui capaz de aguantar tres años y medio por él, también lo haré por ella. Y sé que puedo.
Pero a veces es tan duro...
Un poquito más. Un poquito más y estaremos rumbo a China.
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