Después de tantas noticias y con tan poco tiempo por delante para preparar las cosas, llevamos varios fines de semana y tardes sin parar, reorganizando la casa y preparando todo para la llegada de Y. Por fin su habitación está preparada y le he comprado un par de cositas para llevarnos allí. Una vez que veamos realmente la altura y peso que tiene, ya haremos alguna compra más grande. Solo me falta que me confirmen el número aproximado de pie. Con la adopción de D. ya aprendimos y hemos hecho el firme propósito de no irnos cargados de ropa.
En cuanto a nosotros, estamos ultimando lo que vamos a necesitar para llevar el menor número de maletas posibles. La intención es llevar una grande para los tres con algunas cositas para Y. y un par de equipaje de mano. Tampoco hay que volverse loco. Además, solo estaremos quince días y nos podemos apañar con poquito.
Ahora que ya lo tenemos todo listo es cuando se me acaba el entretenimiento. Tendré que buscar alguna otra cosa para no pensar. Lo bueno es que mi sobrina está a punto de nacer. Ojalá aún no nos hayamos ido para poder conocerla. Después de que nazca, ya será otra cosa. Y como es la primera, tengo tanta ilusión que no me será difícil tener la cabeza ocupada hasta que llegue el día, que según las cuentas será para el puente de diciembre. Así que ya no queda nada.
A todo esto, D. no sé si está más nervioso por la llegada de la prima que es inminente, o por la de Y., para la que aún tendremos que esperar un poco. Para él, la cosa es un poco más complicada porque, aunque le hace una ilusión tremenda viajar a China, lo de pasar la Navidad fuera de casa no le hace mucha gracia. Está preocupado por si Santa o los Reyes no se aclaran con el lugar donde tienen que dejar los regalos y claro, esto es un tema serio.
Veremos qué pasa...
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